lunes, 8 de octubre de 2007

Pregunto


Dormí esa tarde pero me sentía extraño, al parecer, mi sueño esa tarde me llevo otro lugar, dijo el muchacho sentado en el diván. El psicólogo anoto algunas frases y pregunto. ¿Pero que o quien lo seguía? —no lo se, a la mañana siguiente fui a la ferretería, compre algunas baldosas y papel de muro. Trabaje varias semanas, remodele toda la habitación y ese hombre, el pianista de manos esqueléticas, de ojos brillantes y rojos. No me miro más. El psicólogo movió su ceja derecha, así que eso seria, pensó y un extraño dibujo hizo sobre el papel, pero de hecho ese dibujo estaba influenciado, por algo, por alguien. Después de eso anoto algo en el taco que estaba en su escritorio y se lo entrego. El hombre continuo hablando —tome un cada 8 hors y nos vemos, el martes en la mañana.

El psicólogo se veía cansado, llevaba tres meses en la consulta, tratando de solucionar problemas a varias personas ajenas, pero quien arreglaría los suyos sus propias taras y obsesiones.

Llego al departamento mas cansado de lo habitual su hijo de 9 años le pidió dinero, saco un billete de malas ganas y se lo entrego, nunca antes había estado así. Recordó el relato del último paciente de pronto, frente a él, apareció el pianista, tal cual como el hombre se lo había descrito…

Cuando el policía levanto el plástico, donde estaba el cuerpo. Se sorprendió. Era su psicólogo, con quien esa mañana había compartido, una sección más de las ocho que tenia cada semana, en su mano tenia un anillo. Era el usado por el pianista, en ese sueño terrible que lo tenia sin dormir…